Viviendas que cuidan: cómo el diseño del hábitat puede mejorar nuestra salud y bienestar.

Resumen

El diseño del hábitat influye profundamente en nuestra salud física, emocional y social. Las calles, viviendas y espacios públicos no son solo infraestructura: determinan cómo nos movemos, convivimos y nos sentimos seguros. Durante décadas, las ciudades se han construido bajo una visión limitada que excluye a gran parte de la población; sin embargo, diseñar para la diversidad significa crear entornos más humanos, accesibles y saludables. Incluir perspectiva de género, atender lo sensorial y recuperar la naturaleza mediante el diseño biofílico son estrategias que fortalecen el bienestar colectivo. Además, el urbanismo táctico demuestra que pequeñas intervenciones ciudadanas pueden transformar la vida cotidiana. La vivienda, vista como espacio de cuidado, debe estar integrada en redes comunitarias que apoyen a las familias. Casos en América Latina muestran que poner a las personas en el centro genera inclusión y equidad. Finalmente, las políticas públicas deben entender el hábitat como medicina preventiva y compromiso social.